LA ARMONIZACIÓN DE
LAS ESCUELAS DE LA
MATEMÁTICA

“Por medio de la lógica demostramos, pero con la intuición inventamos” (Henry Poincaré)

“Hilbert estaba equivocado y Poincaré tenía razón: la intuición no se puede eliminar de las matemáticas” (Gregory Chaitin)

“La intuición, y no la razón, atesora la clave de las verdades fundamentales” (Buda)



Las escuelas de pensamiento de fundamentación de la matemática tiene una rica y larga historia, que se remonta a los antiguos griegos y que interesó a figuras de gran relieve como Descartes, Cauchy, Weierstrass, Dedekind, Peano, Frege, Russell, Cantor, Hilbert, Poincaré, Brouwer, Weyl, Skolem, Tarski, Heyting, Gödel, Von Neumann, etc.

Estos matemáticos de primera línea tuvieron confrontaciones de tipo metamatemático. Por ejemplo, Brouwer (cabeza visible de la escuela intuicionista) polemizó incansablemente con Hilbert (el principal impulsor de la escuela formalista). Poincaré (defensor del intuicionismo) criticó con dureza a Russell (defensor del logicismo).

Las escuelas más importantes históricamente han sido tres: la axiomática (o formalista), la logicista y la intuicionista. No obstante, existen corrientes dentro de estas escuelas, e incluso hay autores que adoptaron posiciones intermedias.


La Escuela Formalista

Sistemas axiomáticos formales

La escuela formalista se basa en que propugna la utilización de sistemas axiomáticos formales en los dominios. Un sistema axiomático es un sistema que pretende demostrar todas las verdades de un cierto dominio mediante un conjunto de proposiciones iniciales llamadas “axiomas” y unas reglas lógicas de inferencia. Cuando los axiomas y las reglas se representan explícitamente mediante un lenguaje formal, entonces al sistema axiomático se le califica de “sistema axiomático formal”.

La palabra “axioma” deriva de griego "axiôma” (lo que parece justo), que se deriva del verbo “axióô” (yo estimo justo), que a su vez se deriva de “áxios” (digno). En latín, significa “un comienzo”.

En un sistema axiomático formal se distinguen dos niveles:
Características de un sistema axiomático formal

En un sistema axiomático formal se plantean tres cuestiones clave:
  1. La consistencia, es decir, que no se puedan deducir pares de teoremas contradictorios. es decir, que no sea posible deducir una cosa y la contraria.

  2. La completud, que hace referencia a si son suficientes los axiomas y las reglas de inferencia para demostrar todas las verdades del dominio.

  3. La decidibilidad. Un sistema axiomático formal es decidible si existe un procedimiento general para determinar (en un número finito de pasos) si una fórmula es o no un teorema del sistema.

Modelos

Si no se considera la semántica de los axiomas iniciales ni los conceptos primarios, la aplicación de las reglas de inferencia en un sistema axiomático formal es un juego ciego de mera manipulación de símbolos. Es pura forma, sin semántica asociada. Un mismo sistema axiomático formal tiene la semántica abierta, es decir, puede tener diferentes interpretaciones; son los llamados “modelos”.

La analogía paradigmática de un sistema axiomático formal es el juego de ajedrez. Los axiomas corresponden a las posiciones iniciales de las piezas sobre el tablero (los peones, el rey, la reina, etc.). Las reglas de inferencia son las reglas de movimiento de las piezas (con o sin captura de piezas contrarias). Los teoremas son todas las posiciones posibles que pueden ocurrir en el juego.

El enfoque axiomático radical autoriza a jugar sin sentido. Se escribe cualquier conjunto de axiomas, se asegura que no son contradictorios y se procede a deducir teoremas mediante un mecanismo ciego de mera manipulación de símbolos.

La interpretación de un sistema axiomático consiste en asignar significados a las fórmulas, de tal manera que los axiomas se convierten en enunciados. Si un sistema axiomático admite al menos una interpretación, se dice que es “satisfacible”. Con la libertad de interpretación, el método axiomático se convierte en algo puramente abstracto.

Los modelos asociados a un sistema axiomático formal se clasifican por categorías, en donde cada categoría corresponde a modelos isomorfos entre sí: Skolem fue el primero en descubrir la existencia de modelos no estándar. Encontró que los axiomas que describen los números naturales pueden aplicarse a otros dominios en donde las entidades no eran de tipo numérico.

Un aspecto positivo de los modelos es que se revelan analogías formales entre dominios aparentemente independientes, por ejemplo, entre la teoría de la medida y el cálculo de probabilidades.


El programa de Hilbert

Hilbert −considerado el principal promotor del método axiomático− aspiraba a crear una teoría de la demostración (o teoría metamatemática) basada en un conjunto de axiomas universales y unas reglas de inferencia (también universales) que fundamentasen toda la matemática. Era el llamado “programa de Hilbert”. Lo expresaba en su artículo de 1925 “Über das Unendliche” (Sobre el Infinito).

La matemática se ha apoyado, desde Euclides (con sus famosos “Elementos” de geometría), en los sistemas axiomáticos. Hay sistemas axiomáticos formales en prácticamente todos los dominios: aritmética, geometría, teoría de conjuntos, etc. Pero no hay un sistema axiomático formal universal, es decir, un sistema a partir del cual derivar todas las verdades matemáticas. Este objetivo fue precisamente el programa de Hilbert.


El “golpe” de Gödel al formalismo de Hilbert

El formalismo radical, preconizado por Hilbert (y algunos de sus sucesores), abogaba por prescindir absolutamente de la semántica (la interpretación, el significado). Las fórmulas serían “formas”, pura sintaxis y la demostración de teoremas se reduciría a mero cálculo.

La irrupción del teorema de incompletud de Gödel en su artículo de 1931 (“Sobre sentencias formalmente indecidibles de los Principia Mathematica y sistemas afines”) puso en cuestión los sistemas axiomáticos formales en general y el programa de Hilbert en particular, así como al programa de axiomatización lógica de la matemática impulsado por Russell y Whitehead en su “Principia Mathematica”. En esencia, este teorema afirma:
  1. Todo sistema axiomático formal, que incluya a la aritmética de los números naturales, es incompleto, es decir, que hay sentencias indecidibles en el sentido de que son “inalcanzables” mediante los axiomas y las reglas de inferencia, por lo que no se puede demostrar si son verdaderas o falsas. Por mucho que se amplíe el conjunto inicial de axiomas siempre habrán secuencias indecidibles.

  2. Un sistema axiomático formal no puede demostrar su propia consistencia.
El teorema de Gödel representó el fracaso del formalismo. Lo meramente formal no es suficiente. Se necesita la otra parte y la más importante: la semántica. Gödel demostró con su teorema que el objetivo de los formalistas radicales de crear un sistema axiomático consistente, completo y decidible para toda la matemática era imposible. Como consecuencia, la matemática entró en su gran crisis de fundamentos, pues hasta entonces se creía que la “verdad matemática” estaba asociada (o era equivalente) a su demostrabilidad. Pero Gödel demostró que en todo sistema axiomático formal puede haber verdades matemáticas indemostrables.

Si Hilbert hubiera tenido razón, la matemática sería un sistema cerrado a nuevas ideas, que bloquearía toda creatividad.

De todas maneras, a pesar del teorema de Gödel, la axiomática ha seguido desarrollándose, siendo hoy día la corriente mayoritaria en matemática, acumulándose teoremas a un ritmo cada vez mayor. Lo que se suele hacer es suponer la consistencia de los axiomas y confiar en la riqueza de los axiomas en su aplicación práctica en los dominios particulares.


Limitaciones y objeciones de la axiomática formal

Además de las limitaciones de la axiomática formal establecidas por el teorema de Gödel, se pueden hacer muchas más objeciones:
La Escuela Logicista

La escuela logicista pretende edificar toda la matemática basándose exclusivamente en la lógica, por lo que la matemática sería una rama de la lógica: Los hitos más importantes del logicismo, a nivel histórico, fueron los siguientes: La escuela logicista está estrechamente ligada con la formalista, pues los logicistas usan normalmente sistemas axiomáticos formales. Los logicistas-formalistas radicales pretendían despojar a las proposiciones lógicas de su semántica de tipo lógico y aplicar ciegamente las reglas de transformación para deducir teoremas. Dada la frontera difusa existente entre la matemática y la lógica, se considera que hoy día las diferencias entre el logicismo y el formalismo prácticamente se han desvanecido. La lógica, que nació como una rama de la filosofía, se convirtió en “lógica matemática” y ha sido gradualmente absorbida por la matemática. La lógica forma parte de la matemática, por lo que es imposible que una parte fundamente al todo.


La Escuela Intuicionista

A principios del siglo XX, Luitzen Brouwer fundó la corriente matemática del intuicionismo (o constructivismo), según los principios siguientes: En definitiva, el intuicionista cree que la matemática es una mezcla de mito y realidad, y que debe de desprenderse del mito. Históricamente, la crítica intuicionista de la matemática clásica contribuyó a clarificar temas importantes, como la necesidad de una separación clara entre matemática y metamatemática, así como la verdadera naturaleza del método axiomático.

Los hitos históricos del intuicionismo han sido los siguientes:
MENTAL, la Armonización de las Escuelas Formalista e Intuicionista

La historia de la fundamentación de la matemática se reduce, en definitiva, al debate entre las escuelas formalista y la intuicionista, pues el logicismo no es más que un tipo de formalismo. Se trata en realidad de la historia del choque, confrontación o dialéctica de los dos modos de conciencia: el racional (asociado al hemisferio izquierdo del cerebro) y el intuitivo (asociado al hemisferio derecho): Pero lo que necesitamos es armonizar ambos modos de conciencia. MENTAL armoniza las escuelas formalista e intuicionista de la matemática.


MENTAL, un lenguaje matemático formalista

MENTAL es un lenguaje matemático formalista. Se puede considerar un sistema axiomático formal universal, con un conjunto de conceptos previos o axiomas primarios (las primitivas semánticas universales que son los “axiomas semánticos”) como en la geometría de Euclides y un conjunto de axiomas secundarios que relacionan las primitivas entre sí con las cuales se pueden derivar teoremas.

Los axiomas secundarios son intermediarios entre los axiomas semánticos y los teoremas. Los axiomas (primarios y secundarios) y los teoremas son universales, no son específicos de ningún dominio particular.

Con MENTAL, no obstante, se pueden construir también sistemas axiomáticos formales específicos en dominios particulares. Pero este es uno de los múltiples paradigmas posibles que se pueden utilizar para formalizar un dominio. La formalización de un dominio específico consistiría en la creación de un modelo que podría constar de axiomas, estructuras de información, definiciones (expresiones genéricas derivadas), procedimientos, etc., todo ello mediante el mismo lenguaje formal.

George Spencer Brown , en su obra “Las Leyes de la Forma”, distingue entre consecuencia y teorema: Otros teoremas pueden ser combinación de los dos tipos anteriores, es decir, requieren intuición y también un cierto grado de formalismo.

Un ejemplo de este tipo de teoremas es el “teorema de los cuatro colores”: Todo mapa geográfico puede ser coloreado mediante cuatro colores diferentes, de tal forma que dos regiones adyacentes no tengan el mismo color.

Este problema fue planteado por primera vez por Francis Guthrie en 1852, y resuelto en 1976 por Kenneth Appel y Wolfgang Haken con la ayuda de un ordenador. La demostración, sin embargo, no ha sido aceptada por muchos matemáticos, básicamente por dos razones:
  1. El lenguaje del programa utilizado no es un lenguaje matemático.
  2. No es fácil verificar que el programa sea correcto por la gran cantidad de detalles que contiene.
Con MENTAL se resuelve este problema, pues se utiliza el mismo lenguaje, a nivel matemático y nivel informático.

Otro ejemplo, es la demostración de la existencia de un objeto matemático de enorme magnitud y que requiere un proceso informático: el grupo de simetría más grande que existe, llamado “el Monstruo”, un objeto que tiene 196.883 dimensiones y un número enorme de simetrías:

808.017.424.794.512.875.886.459.904.961.710.757.005.754.368.000.000.000 ≃ 8*1053.

Otros aspectos a considerar son los siguientes:
MENTAL, un lenguaje matemático intuicionista

MENTAL es también un lenguaje matemático intuicionista, pues se basa en un conjunto de primitivas semánticas universales, que son conceptos intuitivos e independientes entre sí, que pueden considerarse como grados de libertad o dimensiones semánticas. MENTAL se alinea, en general, con las tesis de la escuela intuicionista de la matemática, pero con algunos matices diferenciadores:
MENTAL y el Sueño de Hilbert de una Matemática Unificada

Hilbert soñaba con una matemática unificada, en una teoría metamatemática universal, una teoría capaz de fundamentar toda la matemática a partir de un sistema axiomático formal universal: un conjunto finito de axiomas y unas reglas lógicas que permitieran derivar todas las verdades matemáticas (los teoremas). Tal pretensión se vino abajo cuando Gödel publico su famoso teorema de incompletud.

Sin embargo, con MENTAL se alcanza el objetivo de una matemática unificada, de una fundamentación de toda la matemática, pero con diferencias importantes respecto a la idea original de Hilbert, en los siguientes aspectos: En definitiva, MENTAL materializa el sueño de Hilbert de fundamentar toda la matemática a partir de un conjunto finito de elementos primitivos, pero erró al pretender fundamentar la matemática desde lo superficial, desde lo meramente formal. El fundamento de todo, incluida la matemática tiene que venir de lo profundo: de la intuición. Poincaré tenía razón: la matemática hay que fundamentarla desde la intuición.

Formalismo e intuicionismo, por separado, son fracasos del unilateralismo. La solución estriba en la conjunción de ambos sistemas, en la union de los opuestos, que es el fundamento de la conciencia.



Adenda

Kronecker, el precusor

Leopold Kronecker fue el precursor del intuicionismo. Es famosa su frase “Dios creó los números naturales; todo lo demás es obra del hombre”. Stephen Hawking tituló uno de sus libros “Dios creó los enteros”, en homenaje y recuerdo a Kronecker.

Para Kronecker, toda la matemática debe edificarse a partir de los números naturales mediante un número finito de operaciones. Kronecker era finitista y fue el primero en poner en duda la validez de las demostraciones de existencia no constructivas. Se negó a dar validez a las teorías de los números irracionales (de Dedekind, Weierstrass y Cauchy). También rechazo de plano la teoría de Cantor de los cardinales transfinitos. Es por ello que el intuicionismo de Brouwer también se denomina “neointuicionismo” (así lo calificó el propio Brouwer) para diferenciarlo del intuicionismo original de Kronecker.


Una breve historia de la axiomática
Bibliografía